La luz solar es esencial para nuestra salud y bienestar. Puede tener muchos efectos positivos incluyendo la mejora del estado de ánimo, la reducción del estrés y la ansiedad y la mejora de la concentración. Una casa con buena iluminación natural se considera más saludable, más agradable de habitar y más energéticamente eficiente al reducir la necesidad de iluminación artificial durante el día.
Se considera que la orientación hacia el sur es la más adecuada para aprovechar al máximo la luz solar y mejorar la eficiencia energética, sin embargo todas las orientaciones tienen alguna ventaja; las ventanas orientadas al norte evitan del calentamiento excesivo y proveen el espacio de una luz indirecta y uniforme, al oeste buena luz de tarde y al este luz de mañana. Éstas últimas son
preferibles en caso de contar con un clima cálido al reducir el calentamiento excesivo de la vivienda.
En caso de encontrar estos recursos insuficientes siempre queda la iluminación artificial. Colocar lámparas de pie o de mesa en las esquinas de la habitación puede ayudar a iluminar las zonas más oscuras. Por otro lado la instalación de luces LED es especialmente eficientes, y puede proporcionar una iluminación similar a la luz natural a un moderado coste energético además de ser una interesante apuesta decorativa.